La ceiba, imponente por su majestuosidad, con sus brazos extendidos como cobijando miles de pájaros mientras que bajo su sombra, observa a miles de personas pidiendo deseos, esperando que sus anhelos y sueños se cumplan. Este árbol ha sido centro de largas tertulias, arduas controversias y polémicas. Testigo mudo de los enamorados y de los
Gabriel Ricardo Morales Fallón ha tenido presente la conciencia para realizar su trabajo filantrópico que asume con responsabilidad no solo como Latinoamericano, sino también como constructor de paz por medio de la reconciliación y el amor con el medio ambiente y los animales, teniendo presente que la mejor manera de sensibilizar a la sociedad es realizando acciones concretas en pro de estos seres vivos que hemos considerado inferiores, pero que con su generosidad y persistencia por existir, demuestran su grandeza.