Los árboles amigos del hombre
Los árboles le ofrecen protección al ser humano, le dan sombra, cobija, oxígeno, alimento. Son protección contra los vientos fuertes porque reducen la velocidad en un 50% además de contener las torrenciales lluvias, para que escurran a través de sus ramas y hojas.
El árbol le proporciona al hombre: sombra, abrigo, oxígeno, frutos, industria, etc., combaten el cambio climático. Son plantas provistas de raíces tallos y frutos. Troncos raíces y copas. Son las plantas más grandes y evolucionadas del planeta.
Los árboles son fuente de vida. Ayudan a limpiar la calidad del aire que respiramos. Retienen toda clase de partículas contaminantes y además ayudan a retener o a disminuir el ruido. Son importes en nuestro ecosistema, además de ser el refugio de diversas aves y otros animales ayudando a mantener el ambiente fresco. Estos Absorben el dióxido de carbono proveniente de los vehículos.
. Lo hacen gracias a sus raíces . Los árboles combaten el efecto invernadero. Los amigables árboles son los seres vivos más viejos sobre la tierra, son los símbolos perdurables de la vida y vitales para mantener el equilibrio con la naturaleza.
Las plantas y los árboles aportan vapor a la atmósfera, además de contribuir con la industria maderera. Previenen la erosión de la tierra manteniendo la humedad del suelo La erosión es un problema muy grave causado por las sequías, por el deterioro del suelo y por la tala de bosques. La tala de árboles se debería hacer de manera responsable y siempre plantando uno en reemplazo del que ha sido talado.
La acumulación de gases en la naturaleza hace que el clima cambie más rápido de lo que imaginamos. Los árboles recogen aprox. 22 Kg de dióxido de carbono cada año. Hay un árbol llamado el árbol de la vida que absorbe 10 veces más dióxido de carbono que cualquier otro y emite grandes cantidades de oxígeno. Su esperanza de vida es de entre 200 y 250 años; es de fácil cultivo y rápido crecimiento. Este árbol se resiste al fuego, pues sus raíces se regeneran muy rápidamente. Por eso, sería una excelente idea cultivarlos en las regiones apropiadas.
Los árboles tienen millones de conductos internos, por los que circulan sustancias constituidas por una mezcla de agua y sales minerales. Por lo tanto, atraen los rayos generados por las descargas eléctricas, al estar altos y muy expuestos y por la punta de sus ramajes, hace que las cargas eléctricas se acumulen en sus extremos, donde concentran su diferencia de potencial. Además porque el árbol por ser un conjunto de materiales orgánicos, con tallos lechosos, hojas mojadas por las tempestades, vasos y mucha agua, que es la conductora de los iones perfectos para conducir la corriente eléctrica; a través de estos fluidos este, se convierte en un perfecto pararrayos; es así que es un excelente conductor de corriente eléctrica, convirtiéndose en el camino perfecto para que los rayos lleguen a la tierra.
Cuando el árbol muere se convierte en madera pero no atrae los rayos; pues esta se convierte en un aislante para las corrientes eléctricas. Razón por la cual en muchas partes instalan postes de madera para transportar la electricidad.
En el plano espiritual, todo árbol está lleno de energías buenas que alimentan las energías del hombre. Absorben fuerzas negativas y las transforma en energías sanas. La vida del reino vegetal es de armonía, conexión y unidad permanente. Poseen un elevado nivel de conciencia espiritual. Como ejemplo tenemos el árbol maestro que es el más longevo. Extiende sus brazos para acoger a todo aquel que quiera abrazarse a él. Cumple características especiales que lo hacen adecuado para la sintonización, árbol y hombre. El abuelo de José Saramago, abrazó a sus árboles antes de morir. Una bonita forma de agradecer y despedirse del planeta.
Cuando se está cerca de los árboles especialmente como el árbol maestro, el subconsciente de las personas recoge su elevada frecuencia y tiene un efecto armonioso sobre estas; se recargan de una hermosa energía positiva.
“Mis amigos, los árboles, parece que me miran, tan tranquilos, seguros, con sus troncos robustos, y sus gruesas raíces que se tuercen y tuercen, y hacia abajo se estiran. Mis amigos, los árboles, parece que me miran, siempre quietos, callados, con sus copas tupidas, y sus ramas oscuras que se cruzan y cruzan y hasta el cielo se estiran”.
Douglas Wright
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