Actualmente hay varias razas de perros usados para experimentos científicos y cosméticos, pero la que más sufre estos testeos son los beagles. Estos inocentes animales son sometidos a torturas diarias básicamente por que su temperamento es dócil, noble y son de buen tamaño.

Desafortunadamente estos seres indefensos viven en jaulas ajustadas a su tamaño, les ponen implantes metálicos en su cabeza, son sometidos a inyecciones de plutonio, algunos mueren por envenenamiento radioactivo, hacen pruebas en sus ojos y piel llevándolos a alergias y enfermedades que no tienen cura.  (Puede interesarte: Paz en Colombia, Paz para animales, personas y medio ambiente)

Por otro lado, es importante anotar la crueldad de la industria tabacalera, puesto que hoy en día hay miles de evidencias científicas las cuales afirman que el cigarrillo induce al cancer de pulmón, enfisema y otras enfermedades crónicas y estas empresas insisten en seguir torturando animales para demostrar lo contrario. Algunas de las monstruosas practicas son:

• Cortar agujeros en las gargantas de los beagles a través de los cuales los perros son forzados a respirar humo de tabaco concentrado durante todo un año.

• Insertar electrodos en los penes de los perros para comprobar los efectos del tabaquismo en el funcionamiento sexual.
• Atarles máscaras con correas en la cara a ratas, ratones y monos y forzarles permanentemente a respirar el humo del tabaco.
• Forzar a perros a estar en ventiladores mecánicos y exponerle crónicamente al humo del tabaco.
• Inmovilizar a monos rhesus en sillas con dispositivos cerebrales (electrodos o agujas estereotáxicas) y exponerle a nicotina y cafeí­na para ver cómo afecta a la respiración.

Hoy en día debemos rechazar este tipo de prácticas, debemos exigir los derechos de los animales, ellos tambien tienen derecho a la vida. Es importante que verifiquemos cada producto que usemos en casa, estos deben ser libre de testeo animal, en caso de no ser así no podemos seguir comprando productos que afectan a seres indefensos y que enriquecen a compañías desalmadas. Ya es hora de empezar a proteger cada ser vivo de nuestro planeta si queremos tener un futuro de calidad.

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Gabriel Ricardo Morales Fallón